Tapas y cocina tradicional, este bar familiar del Raval te sumerge al instante en la auténtica Barcelona. Tres generaciones se han sucedido desde 1952, convirtiendo este lugar en un auténtico referente del barrio. Entre los carteles del Barça y los recuerdos vintage, el ambiente acogedor te transporta a otra época. No te dejes engañar por la modestia del lugar: aquí, son los platos caseros los que marcan la diferencia. Patatas bravas crujientes, empanadas fundentes y arroz negro con calamares deleitarán tu paladar. Por la noche, la música se mezcla con las animadas conversaciones de los clientes habituales, creando un ambiente festivo típicamente barcelonés. Un lugar perfecto para grupos que buscan una experiencia local lejos de las rutas turísticas.